SER MALVADO TIENE UN PRECIO
- cronicasenjulio
- 12 abr 2020
- 2 Min. de lectura

Si hay algo que se repetía como saber popular era: “más sabe el diablo por viejo que por diablo”, en donde querían resaltar la experiencia antes que cualquier poder sobrenatural. Cuando inicie a ver Lucifer esperaba encontrarme esto, un ser con todo el conocimiento de la humanidad, experiencia en manipular y lograr sus objetivos, dígase, el más ladino de los ladinos. Y fue una gran desilusión encontrar un personaje muy diferente, alguien infantil en sus reacciones con absoluta carencia de conexión con la humanidad y no me refiero a empatía, sino estructura social.
Pero había algo, el personaje interpretado por Tom Ellis rebosa carisma, su descaro es atrapante y su forma de contestar con doble sentido y fuera de contexto, dan una gran sazón a la serie. El personaje nace del comic The Sandman de Neil Gaiman, Sam Kieth y Mike Dringenberg, quienes crearon un personaje profundo y ladino a imagen y semejanza de David Bowie, con ese porte tan característico. En Lucifer vemos un personaje de apariencia más joven el cual es incapaz de tomarse nada en serio donde todo acto es realizado en un hedonismo puro y sin profundidad. Lo cual irremediablemente me llevo a pensar que este Lucifer no se toma la creación con respeto, es más un influencer, en un streaming de algún videojuego, haciendo “el cabra” con los npc.

Fuera de eso, la serie se vuelve un continuo procedimental de casos policiales y conflictos emocionales de niños de primaria y no de un ser eterno de más de 4000 años, que bueno, en algunas ocasiones el caso sirve de catarsis emocional de algún personaje.
Una vez pasada la sensación, la serie comienza a gustarte, es divertida, el peso recae mayormente en lucifer y el gran carisma y talento de Tom Ellis (repitiéndome), sus reacciones y comentarios son el peso principal y siempre deseamos más de ese Lucifer frentero e irrefrenable sin miedo a susceptibilidades o tabúes, un niño en una dulcería de placeres.

Las primeras dos temporadas son la piedra angular, ambas se sienten divertidas y frescas, los conflictos morales y emocionales no interrumpen la narrativa lúdica de la serie y no se vuelven un devenir sin sentido de sube y bajas emocionales que no llevan a nada. La tercera temporada va bajando la calidad, aunque llamativa y entretenida, las características emocionales y el no llevar a ninguna parte de estas, interrumpen la narrativa de la serie y el carisma del personaje, cansando su incertidumbre, pero ya la cuarta temporada es un despropósito de no ir a ninguna parte, desenlaces emocionales olvidados, personajes inestables sin sentido (en especial el papel de Eva), y completamente desaprovechados. Siento que los showrunner están demasiado empecinados en no evolucionar los personajes.

Espero de todo corazón que la serie retome un rumbo en esta quinta temporada, me gusta pese a todo, es divertida, pero no es divertido ver personajes con ninguna evolución argumental.
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