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Fundación y Caos

  • Foto del escritor: cronicasenjulio
    cronicasenjulio
  • 10 abr 2020
  • 3 Min. de lectura


Toda persona que se diga aficionada a la ciencia ficción sabe que es “la fundación” y más aún, quien es Isaac Asimov. Y me gustaría iniciar por el principio y explicar el ciclo de Trántor, pero es menester que mejor empieces a leer de una vez por ahí, si es que no la has leído ya.

Hace mucho tiempo, en épocas más afables podía darme el lujo de comprar libros, lastimosamente en nuestro país, el precio de estos se ha convertido en algo prohibitivo, así que recurrí al mercado de la segunda mano, esperando encontrar lotes de literatura de ciencia ficción a precios más asequibles, pero esto conlleva a no siempre leer lo que quieres, sino lo que te toca.


Habiéndome leído en su momento el primer libro de la mal llamada segunda trilogía de la fundación, por medios digitales he recurrido a continuar con la lectura de esta saga y en esta época de cuarentena que mejor.


Lo primero a tener en cuenta es que esta “segunda trilogía” es una reinvención y extensión de los hechos acaecidos en “preludio a la fundación” de 1988, “hacia la fundación” de 1993 (esta obra publicada de forma póstuma) y “la fundación” de 1951 … como muchos lectores saben, el orden de publicación de una obra puede diferir su cronología, y más en esta saga, ya que Asimov creo todo un universo de 40.000 años de historia, de alguna forma interconectado.


Hari Seldon se ha creado como una figura mítica e importante en la fundación, de alguna forma seguro de su labor en la creación de esta, y definitivamente padre de la psicohistoria, pero en estas obras, vemos a un hombre disminuido, inseguro y temeroso, siempre confiado de que R. Daneel Olivaw (el robot vigilante de la humanidad) le salve de alguna forma. No espero que Hari Seldon sea un Gary Stu que todo lo pueda, pero su papel es tan irremediablemente mal obrado en post de un drama narrativo intrascendente, incluso el mismo personaje se vuelve intrascendente, solo intentando edulcorarlo con un par de comentarios aquí y allá.


También me resulta exagerado el papel de los mentalistas, como pasan de ser unas simples sensaciones y roces mentales o batallas de Ki detonando bombas psíquicas, entiendo que quiera darle espectacularidad, pero esa no es la forma, ni el Mulo, que supuestamente era la anomalía más poderosa del universo, podía hacer eso.


La idea que se ha ido desarrollando del papel de los Robots en el universo Asimov es cada vez mayor, si bien es cierto que es un plato apetitoso el consumir los conceptos de la robótica en este universo, la exagerada importancia se ha vuelto molesta. En un inicio y es algo que se le criticaba mucho, en el universo comenzado en la fundación, los robots no se mencionaban en absoluto, pero entiendo que como base fundamental de los inicios de la expansión espacial eran necesarios en ciertos relatos, pero la increíble fijación de meterlos como mano entre las sombras que mueven los hilos se vuelve irresponsable, pero bueno, no soy nadie para criticar algo que el mismo Asimov se esforzó en meter a las bravas.



Cuando el relato de la fundación comienza, vemos todo desde los ojos del psicohistoriador Gaal Dornick, su llegada a Trántor y cómo va descubriendo este maravilloso mundo de acero, su encuentro con Seldon, posterior captura y juicio, pero acá en general esto se lo pasan por el forro, Dornick es escasamente una anécdota en la historia, y entiendo que quieran inventar, pero contradecir el primer capítulo del primer libro que inicio todo es pasarse un poco.


En líneas generales no puedo recomendar este libro, si deseas leerlo por completísimo, está bien, no es una tragedia, pero hay mejores cosas que leer y que no mancillen la saga.

 
 
 

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